5. El rey Moreras confrontó con su hija. Puya, la princesa de Chistén
A la hora de la comida, el rey Moreras tuvo una confrontación con los deseos de su hija de quitarse de encima las niñeras y la escuadra de Perera que la protegía desde que era una bebé.
Puya le exigió ser tratada como una princesa adulta. Solo la acompañarían por petición personal y desde ese mismo momento únicamente las personas de su elección y confianza.
El
rey de Chistén estupefacto por la fuerza contundente de las decisiones
de su hija, cedió a sus exigencias mostrando lo mucho que la
adoraba.
Tras las decisiones tomadas, todos se sentaron en las
mesas dispuestas en torno a la del rey, siempre protegido por los
mandos de la guardia real y sus principales asesores militares, empezó a correr el vino a la salud de la princesa Puya.
Aquel
era un salón grande con largas mesas y bancos construidos a partir
de troncos de árboles bien trabajados por expertos carpinteros.
En la Villa
de Chistén la mayoría de las construcciones sólidas estaban hechas
con granito. Sin embargo los tejados eran de madera preparadas y
juntadas por buenísimos maestros carpinteros chistabinos.
Mostró sin embargo su profundo desagrado por la persecución ultra protectora de la multitud por culpa de las niñeras, especialmente de Lucía que permanecía muda desde que la princesa la mandó callar si no quería que le cortaran la lengua y las orejas.
Sin embargo, Moreras dio muestras afectivas de agradecimiento por tanta estima que el pueblo chistabino mostró por la protección de la princesa, y estaba seguro que la gente de la villa de Chistén la defenderían con su vida.
En la piedra como en la madera estaban cuidadosamente tallados episodios históricos de la historia del valle, incluso en retablos que colgaban de las paredes del edificio construido de puro granito de la cantera del desfiladero de Sarabiyo.
El granito de Sarabiyo era una roca de color claro procedente de un magma que no llegó a salir a la superficie.
Eran piedras sedimentarias formadas en ambientes marinos durante el Paleozoico, convertidas en rocas metamórficas tras un periodo de intensa presión a alta temperatura en el interior de la Tierra.
Para los palacios del rey, las rocas fueron bien dispuestas, moldeadas por expertos maestros picapedreros que eligieron con mimo la esencia de las piedras para la construcción de los arquitectos.
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